
En Syngenta apostamos por una agricultura productiva sostenible, basada en la innovación y la tecnología agronómica más avanzada, capaz de responder al reto de la seguridad alimentaria mundial, y ofreciendo beneficios económicos, sociales y medioambientales.
La agricultura como actividad económica sostenible debe:
- Conseguir cultivos más eficientes. Con el fín de ser más productivos y rentables para así asegurar su viabilidad futura.
- Recuperar más tierras de cultivo. Preservando la calidad de los recursos naturales que emplea (agua, suelo…) reduciendo al máximo su impacto en la naturaleza (erosión, contaminación y extendiendo la biodiversidad.
- Formar a los agricultores en buenas prácticas y uso seguro de las tecnologías. Proporcionar una transferencia de conocimientos tecnológicos adecuados para conseguir una agricultura cada vez más sostenible.
La sostenibilidad solo es posible mediante una agricultura que obtenga el máximo rendimiento de cada recurso invertido: tierra, agua, fertilizantes, energía, productos fitosanitarios, etc.
Productividad y sostenibilidad se apoyan entres sí: aprovechemos las tierras de cultivo, sacando todo el potencial de las plantas mediante técnicas respetuosas con el medio ambiente y compensemos el impacto de esta actividad milenaria sobre el marco donde se lleva a cabo. Este es el reto de la agricultura actual.
La protección del medio ambiente ha sido desde siempre parte de la cultura de Syngenta, pionera en la investigación y promoción de nuevas técnicas agronómicas para cumplir con este objetivo. Dentro del marco de compromisos de Syngenta para 2020, The Good Growth Plan, en la actualidad desarrollamos numerosas iniciativas en colaboración con agricultores y productores, organismos científicos y autoridades nacionales y locales enfocadas a mejorar las prácticas agrícolas en los tres aspectos medioambientales fundamentales: Productividad, recuperación de tierras de cultivo, extensión de la biodiversidad y formación en buenas prácticas agrícolas