¿Cómo actúo en mi olivar si no realicé tratamiento en otoño?
En el calendario del olivicultor hay una época marcada en rojo: los meses de otoño. Es en esta estación cuando comienzan a darse las condiciones climáticas que favorecen la incubación de varias de las principales enfermedades de este cultivo, como el repilo, el repilo plomizo, la lepra, la tuberculosis, el chancro, etc.
Por ello, acometer el tratamiento fungicida en esta parte del año se convierte en parte fundamental de la estrategia para lograr un buen estado sanitario del olivar y, por lo tanto, asegurar su rendimiento.
Se trata, por tanto, de un tratamiento preventivo. Durante los meses de otoño e invierno tiene lugar la recolección de la aceituna, época marcada desde el punto de vista climático por humedades relativas altas, acompañadas de precipitaciones. Caldo de cultivo todo ello para la acción de hongos como Fusicladium oleagineum, agente causal de la enfermedad del repilo; Pseudocercospora cladosporioides (repilo plomizo); o Colletotrichum sp. (aceituna jabonosa), entre otros muchos.
El olivicultor debe actuar antes de que comiencen a darse las mencionadas condiciones, teniendo siempre en cuenta los plazos de seguridad de los productos utilizados, la fecha de recolección estimada e, incluso, la velocidad del viento, con el objetivo de evitar pérdidas por deriva.
Pero, ¿qué pasa si el tratamiento de otoño no se ha realizado?
Si el tratamiento de otoño no se ha realizado se incrementan las probabilidades de que enfermedades como el repilo o el repilo plomizo se vayan instalando en el interior de las hojas, produciendo una peligrosa infestación que dará paso a síntomas visibles durante la primavera, una vez se den condiciones de temperatura adecuadas (entre 15 y 20 grados) y, en consecuencia, graves daños en el cultivo.
En este caso, Syngenta recomienda acometer, en primavera, un tratamiento fungicida con productos sistémicos y curativos. Estas soluciones penetran en el interior de las hojas, circulan a través de la savia por toda la planta y erradican las esporas de repilo incubadas, sanando a la planta y, además, protegiéndola de nuevas infestaciones.
Sin embargo, estos productos cuentan con punto débil: su persistencia suele ser corta (entre diez y quince días). Por eso, aparte del tratamiento de primavera, es recomendable realizar un tratamiento posfloración a base de cobre para continuar protegiendo al olivar de nuevas infestaciones hasta la llegada del verano.
Oliva Top: mayor persistencia
No obstante, existe una materia activa, azoxistrobin, que rompe el molde con una notable diferencia con respecto al resto de componentes de fungicidas sistémicos: presenta una mayor eficacia y persistencia y, además, actúa sobre un mayor número de enfermedades.
Se trata de una de las materias activas de Oliva Top (azoxistrobin (20%) + difenoconazol (12,5%), un fungicida de aplicación foliar de amplio espectro que Syngenta pone a disposición de los agricultores para el control del repilo y otras enfermedades del olivo.
Mientras que el azoxistrobin ejerce como inhibidor de la germinación de esporas, presentando acción preventiva y curativa, con propiedades translaminares, sistémicas y de contacto, el difenoconazol es un fungicida sistémico con acción preventiva y curativa, es absorbido por la planta y tiene una gran traslocación acrópeta, basípeta y translaminar.
Presenta una altísima eficacia contra hongos ascomicetos, como los causantes del repilo, el repilo plomizo, la aceituna jabonosa, el escudete, la lepra y la verticilosis; hongos basidiomicetos, como los de las royas y Rhizoctonia; y hongos deuteromicetos (Helminthosporium, Bipolaris).
Syngenta recomienda su aplicación en primavera, cuando existe mayor riesgo de aparición de enfermedades como el repilo (marzo, abril) por las temperaturas altas combinadas con humedades relativas también altas.