“La biodiversidad genera una serie de servicios ecosistémicos que son básicos para la competitividad agrícola” - Jordi Domingo (OBA)
Como atestigua esta plataforma web, desde Syngenta siempre defendemos que la biodiversidad es un elemento clave para una mejor adaptación al cambio climático, una mayor seguridad alimentaria, además de generar una serie de servicios ecosistémicos. También estamos comprometidos con las prácticas agrarias sostenibles que ayuden a mitigar el impacto de la actividad agropecuaria sobre el medio.
Por ello, en estas líneas queremos hablar del recientemente creado Observatorio de la Biodiversidad Agraria, un proyecto de Fundación Global Nature que cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad, del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, pues consideramos que su esencia encaja completamente con nuestra filosofía como empresa. Su director, Jordi Domingo, ha compartido con nosotros algunas de las claves de los trabajos que realizan en el Observatorio:
PREGUNTA.- ¿Cuáles son las funciones del Observatorio de la Biodiversidad Agraria (OBA)? ¿Cómo se planteó la necesidad de conformar un proyecto de este calado?
RESPUESTA.- El Observatorio pretende ser una plataforma en la que agricultores, o productores en general, sean capaces de introducir datos para entender cuál es su relación con la biodiversidad. Es decir, hasta qué punto ellos pueden contribuir a la conservación de la biodiversidad pero también la biodiversidad les puede proveer de una serie de servicios ecosistémicos básicos para la agricultura como podrían ser la polinización, el control de plagas, etc.
Existen muchas iniciativas en el mundo de la agricultura sostenible para medir acciones mediante indicadores de desempeño. Es decir, cuando yo planto un seto, tengo datos sobre los metros de seto que he plantado, y asumimos que eso es bueno. Lo que pasa es que, como ocurre con cualquier solución basada en la naturaleza, no siempre esos indicadores de desempeño se traducen automáticamente en indicadores de impacto. Así, la gran diferencia del OBA con respecto a otras iniciativas es que incorpora la idea de indicador de impacto, una especie de termómetro de la salud de esos agroecosistemas.
P.- ¿Qué son los beneficios ecosistémicos y qué puede ofrecer la naturaleza a la agricultura?
R.- Es sabido desde hace mucho tiempo, y existen muchas referencias en la literatura científica sobre ello, que la biodiversidad genera una serie de servicios ecosistémicos que son básicos para la competitividad agrícola. Ya no solo estamos hablando de que la agricultura por sí es un servicio de aprovisionamiento, eso es obvio, para eso existe, sino que la biodiversidad, en ese contexto, genera servicios ecosistémicos como la polinización, el control de la erosión, la formación de suelos, el control biológico de plagas, etc.
Es decir, cuanta más biodiversidad tengamos, más probabilidad vamos a tener de que esos servicios ecosistémicos sean funcionales. Eso es básicamente lo que la naturaleza y la biodiversidad pueden dar a la agricultura.
P.- ¿Cuál es la aplicación práctica de los servicios que ofrece el Observatorio? ¿Cómo puede beneficiarse un agricultor de las herramientas que ponen a su alcance?
R.- Es muy sencillo. El agricultor en este caso asume un papel central que es el de observador. No es un Observatorio en el que haya expertos que vayan a hacer esas mediciones, sino que, al plantearse un enfoque de ciencia ciudadana, de metodologías sencillas, la manera de medir el estado de diferentes grupos clave, de diferentes servicios ecosistémicos, se hace de una manera sencilla y por parte de cualquier persona.
El agricultor contribuye con sus datos a ese Observatorio y se beneficia, en primer lugar, de esos datos que él mismo va subiendo –cómo mejoran, por ejemplo, en términos de suelo, sus indicadores en una serie histórica-, pero también se beneficia del conjunto de los datos creados. Por ejemplo, dentro su cultivo, cómo es la tendencia de otros productores, si está en una situación más o menos ventajosa, etc.
Esto se puede hacer extrapolable no solo a un cultivo, sino a otra zona geográfica, a otro modelo de producción –convencional, ecológico-. Hay muchas maneras de utilizar esos datos.
P.- ¿Cree que se puede mejorar la sostenibilidad medioambiental del sistema agrario español sin afectar a las sostenibilidades económica y social?
Por supuesto. De hecho, la sostenibilidad medioambiental no es un capricho que juegue en contra de la sostenibilidad económica o social. Al final, mirar un agroecosistema desde la perspectiva medioambiental es como mirarlo desde cualquier otra perspectiva. Es una foto más hecha desde otro ángulo. Y como cualquier foto hecha desde otro ángulo, se descubren cosas nuevas. Con cual, al final, todas aquellas decisiones que se toman en el ámbito medioambiental por supuesto tienen una repercusión en los aspectos económicos y sociales.
Lógicamente, nadie va a poner en marcha una medida medioambiental que vaya en contra de su beneficio. Esta manera de ordenar desde una perspectiva medioambiental el manejo de una explotación normalmente siempre se implementa porque tiene un sentido económico y social.
Por tanto, esa parte ambiental de la sostenibilidad juega a favor y para hacer más fuerte la parte económica y social.
Syngenta y la biodiversidad
La preocupación de Syngenta por la biodiversidad cristaliza en acciones como la ‘Operación Polinizador’, su “proyecto estrella”, en palabras del responsable de Agricultura Sostenible de la compañía, Luis Miranda. En él llevan trabajando ya 12 años. Se trata de un proyecto internacional sobre biodiversidad en el que colaboran el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario (IMIDA) y la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas de la Universidad Politécnica de Madrid, asesorados por el reputado entomólogo Óscar Aguado. A través de ‘Operación Polinizador’ se pretenden impulsar las poblaciones de insectos polinizadores en el sector agrario mediante el establecimiento de hábitats específicos en zonas de cultivo y el fomento de la presencia de otros artrópodos útiles como depredadores y parasitoides.
Syngenta participa también en ‘Márgenes para la Biodiversidad’, junto con UPA y SEO-BirdLife. Se trata de un proyecto financiado al 80% por la Fundación Biodiversidad y al 20% por Syngenta con el que se pretende avanzar en el conocimiento de la utilización de márgenes multifuncionales como herramientas para el fomento de la biodiversidad en sistemas agrarios. En concreto, los trabajos se basan en identificar y valorar las diferentes mezclas de especies de plantas a instalar en los márgenes, islas de vegetación y corredores multifuncionales en función a su impacto en la biodiversidad.
Más enfocado a los suelos, pero también relacionado con el mantenimiento de la biodiversidad, es el ‘Soil Farming Project’, que Syngenta Europa desarrolla en España, Reino Unido y Francia con el objetivo de demostrar que acometer una agricultura productiva y rentable es perfectamente compatible con cuidar de los recursos naturales, particularmente el suelo y el agua. La compañía cuenta con el apoyo de Asaja Sevilla y la Asociación Española Agricultura de Conservación. Suelos Vivos (AEAC.SV).
Otra acción que define la filosofía de Syngenta es su participación en el grupo operativo de Innovación del Aguacate, encabezado por Asaja Málaga, Asaja Cádiz, AVA-Asaja y el Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea La Mayora, que trabajan de manera conjunta en Andalucía y Valencia con el objetivo de aumentar la productividad del cultivo del aguacate, favoreciendo su expansión en nuevas áreas, transfiriendo la tecnología relativa a técnicas de cultivo, material vegetal y control biológico y convirtiendo a España en el primer suministrador europeo de aguacate de calidad y de producción sostenible con una baja huella de carbono.