La poda del olivo, un arte que maximiza el rendimiento del olivar
La poda es un concepto muy importante a tener en cuenta si quieres tener una producción acorde a tu plantación y con el máximo rendimiento. El objetivo de esta mecánica reside en obtener frutos de calidad y una cosecha lo más productiva posible, con mínimos costes y rentabilidad desde el origen para el agricultor. Puedes tener una gran producción, pero si la poda está mal realizada, los frutos puede que no sean de la mejor calidad.
Lejos de ser una práctica sencilla, la poda requiere de algunos conceptos muy importantes dependiendo del tipo de árbol que se vaya a podar.
En el caso de la poda del olivo se han de tener en cuenta algunos conceptos como:
- El periodo de poda recomendable
- Etapa fenológica del árbol
- Edad
- Tipos de poda
Todos ellos relacionados entre sí.
Antes de realizar cualquier poda o intervención al olivo es necesario que las herramientas estén correctamente desinfectadas, asegurándote de que no se traspase ninguna enfermedad de un ejemplar a otro.
Antes de realizar cualquier poda o intervención al olivo es necesario que las herramientas estén correctamente desinfectadas.
Se recomienda realizar cualquier poda antes del movimiento de la savia, favoreciendo una buena cicatrización e impidiendo o disminuyendo el riesgo de contraer alguna infección fitopatógena que pueda mermar la producción del olivo o incluso matarlo. La mejor época para la poda del olivo suele ser después de la recolección y cuando las temperaturas son más suaves, es decir, entre febrero y abril, para evitar que la poda haga más vulnerable al árbol ante bajas temperaturas.
A partir del primer año y durante sus primeros años de vida, al olivo se le realiza una poda de formación con el objetivo de darle forma para que su cosecha sea lo más cómoda posible y su producción la más alta recomendable. Es muy importante realizar esta poda en una época del año en la que las heladas no sean frecuentes, ya que el árbol se queda desprotegido ante las inclemencias del tiempo.
Poda de formación: facilita la cosecha. Realizarla en épocas sin heladas.
Dentro de la poda de formación existen dos tipos de poda en relación con el número de pies que se quiera. A un solo pie o a dos o tres pies. El primero suele ser elegido entre grandes e intensas producciones y el segundo suele ser la formación tradicional en Andalucía, eliminando pies y ramas de menor vigor a partir de los 3 años.
Cuando el olivo está en una etapa joven-adulta se procede a una poda de producción, una poda más centrada en aumentar la cantidad de radiación solar captada por la copa. Limpiar, aclarear y controlar la producción cortando las ramas poco productivas para dar paso a ramas nuevas.
Es decir, necesitamos propiciarle las mejores condiciones para que la cosecha sea de la mejor calidad posible y poder alargar su periodo productivo.
Poda de producción: eliminar ramas poco productivas, y chupones, para controlar la producción.
En la poda de producción se deben eliminar los chupones grandes, son poco productivos y generan mucho gasto de energía al árbol, aunque no los pequeños que se encuentren en el interior del árbol que protegen la madera del esqueleto del olivo y a futuro podrían servirnos como “salida de emergencia”. También se deben suprimir o acortar las ramas inferiores con poca iluminación ya que dificultan la recolección y son las que dan la producción de peor calidad.
Por lo que podemos decir que, la poda de producción se hace para conseguir un equilibrio de las ramas que componen la copa, una buena relación hoja-madera, permitiendo la entrada de la iluminación necesaria para un correcto desarrollo.
Si notamos que las ramas de nuestro olivo están envejecidas o ya no dan la misma producción que antes es que ha llegado el momento de realizar una poda de regeneración o rejuvenecimiento.
Poda de regeneración: elimina ramas viejas para mantener una producción constante.
Los olivos también tienen su momento de decadencia, pero para impedir esto recurrimos a este tipo de poda, cuyo objetivo es conseguir ramas nuevas con una producción cerca o igual a la que ha tenido en su mejor momento y poder alargar el periodo de producción del árbol.
Brotando las yemas o chupones localizados en las ramas internas del árbol, de los que hemos hablado anteriormente, se pueden dar ramas nuevas, lo que requiere un previo aclareo de las ramas más superficiales de la copa para dejar entrar la luz a las yemas y chupones más internos.
¿Quieres ver como podar tu olivar a través de unos vídeos? Te dejamos estos del IFAPA.
A final del periodo de verano podemos observar que a nuestro olivo le han salido ramas a pie de árbol. A estas ramas se le llaman varetas. Tienen una función fundamental en la época de verano.
Anteriormente hemos comentado que la luz directa del sol en las ramas no era lo más recomendable porque envejecía más rápido la madera del árbol, así pues, estas ramas protegen durante el verano al árbol de los rayos que podrían perjudicarlo.
Pero al igual que lo protegen en verano, cuando este acaba, es recomendable quitarlas, a finales de agosto y durante todo el mes de septiembre, ya que la mayoría de la savia sería redirigida a estas ramas dejando las ramas principales sin esa cantidad extra de savia necesaria para aguantar el duro invierno. A este tipo de poda se le llama, desvaretado o poda en verde.
Poda en verde: elimina las varetas para fortalecer el resto del olivo cara al invierno.
Hay dos formas de deshacerse de estas ramas. La forma tradicional, de forma manual con la que se protege al tronco principal de la luz en verano, y de manera química, el método más utilizado actualmente que consiste en el uso de herbicidas cuando las ramas todavía no están muy desarrolladas, es decir, en mayo aproximadamente, para que el producto se vaya al ápice de estas ramas y no se mueva por el resto del árbol. Cuando las ramas estén secas se procede a la retirada de estas.
El método químico es más barato y no se requiere tanta mano de obra, incluso en ocasiones afecta positivamente al crecimiento vegetativo y a la producción debido a una reducción de la competencia de asimilados.
Una mala poda puede generarte un gran problema.
- Una mala ventilación puede provocar problemas de hongos como el Repilo
- No cubrir bien las cicatrices que deja la poda puede llegar a generar Tuberculosis, generando agallas o tumores sobre ramas jóvenes
Advertimos que no era una tarea sencilla, pero, el resultado merece la pena ¿no crees?