Como sacar la máxima rentabilidad a tu olivar

Cultivos leñosos
Rentabilidad en el olivar


En los tiempos en los que el precio del aceite no está en los niveles que todos desearíamos, con
muchas de las explotaciones al límite de rentabilidad, no viene mal pararnos un instante a reflexionar como lo estamos haciendo y ver donde podemos mejorar nuestra actividad y para darle una vuelta de tuerca a la rentabilidad de nuestro olivar.

Puede parecer de Perogrullo pero lo primero que nos viene a la cabeza es que para mejorar la rentabilidad de nuestra explotación la opción uno es producir más. Ya sabemos que el principal gasto de un olivar es la recolección, y que esta es muy variable, si mejoramos nuestra producción estamos bajando el coste de sacar adelante nuestro aceite, maximizaremos nuestro beneficio y seremos más competitivos.
 

¿Qué factores tenemos que tener en cuenta para aumentar nuestra producción?

En primer lugar, nos centraremos en el estado sanitario del árbol, son varios los problemas biológicos que tiene el olivar: plagas, enfermedades, competencia con las malas hierbas, etc.

Una buena gestión de las plagas y enfermedades, es decir mantener el árbol sano y saludable, es el primer paso para asegurarse una buena cosecha.

El primer error que solemos cometer es pensar: “como este año tengo menos aceitunas no voy a tratar”. Pues quizá este año a lo mejor no lo notas, pero estamos hipotecando el año siguiente. La principal enfermedad del olivar es el repilo y esta aparece según como nos venga las condiciones climatológicas. Esta enfermedad no va ligada a la cantidad de cosecha, lo que quiere decir que hay que tratarla todos los años, porque una vez que se instala es harto difícil de erradicar.

Por este sencillo motivo, una buena gestión de las plagas y enfermedades, es decir mantener el árbol sano y saludable, es el primer paso para asegurarse una buena cosecha.

Sobre el manejo de las malas hierbas os diré que cada vez tenemos más especies de difícil control. Esto nos obliga a estar más atentos y sobre todo a dirigir la protección seleccionando muy bien los herbicidas más adecuados para cada situación.

Si abonamos todos los años de forma adecuada y ajustada, los niveles de reservas del árbol se mantendrán dentro de los límites y aseguramos una buena cosecha al año siguiente y así vamos reduciendo la vecería.

En segundo lugar, hablemos del abonado. El olivo es una planta que se abastece de los nutrientes que tiene en su reserva, esto quiere decir que tenemos que tener en cuenta las necesidades de nutrientes que son necesarias para producir un Kg de aceite y cada año puede ser diferente y debemos abonar en función de las necesidades de cada momento. No vale decir: “como este año tengo poca cosecha no abono” es un error clásico. Si no reponemos los nutrientes que ha gastado el olivo en la producción del año anterior, llegaremos con déficit al siguiente año. Si abonamos todos los años de forma adecuada y ajustada, los niveles de reservas del árbol se mantendrán dentro de los límites y aseguramos una buena cosecha al año siguiente y así vamos reduciendo la vecería.

Tenemos herramientas a nuestro alcance para saber el estado nutricional de nuestros olivos, como son los análisis de hoja, debemos recoger las muestras en el mes de junio y con estos análisis obtendremos la información de los niveles de nutrientes en el olivo.

Hay que tener en cuenta también que algunos nutrientes como el potasio son muy importantes para el olivar. Se puede encontrar en el suelo, pero bloqueado por las calizas y no lo podrá extraer el árbol, por lo que el aporte de este nutriente via foliar es siempre recomendable, además la hoja del olivo tiene una excelente capacidad para absorberlo.

El agua es el factor limitante en la producción del olivar. Por tanto, gestionar bien el riego de la explotación es clave para aumentar la rentabilidad.

Y como no hablar del factor limitante de la producción en olivar, el agua. No digo nada nuevo si afirmo que el riego juega un papel extremadamente importante. Hoy tenemos fincas que solo tienen riegos de apoyos en la época de verano y otras que tienen la posibilidad regar durante el periodo vegetativo del olivo. En cualquiera de los dos casos la gestión del riego es crítica, hoy tenemos muchas herramientas para hacerlo lo más eficiente posible, tensiómetros, sondas de control de humedad, etc. Hasta las imágenes de satélites o tomadas con drones que nos permiten conocer el estado general de nuestros olivos y poder mejorar nuestra explotación allí donde los parámetros de vigor están por debajo de la media.

El paisaje olivarero ha ido cambiando a lo largo de estos últimos años, vemos más plantaciones intensivas y super-intensivas, que van enfocadas a mecanizar la recolección y bajar los costes de producción. Estos sistemas cambian el manejo del olivar en todos los apartados y control de enfermedades, nutrición, riego, poda y recolección. Es necesario ser muy eficientes para obtener un buen equilibrio en la plantación y conseguir producciones constantes año a año.
 

Por ello hay que tener en cuenta que mejorar la rentabilidad de nuestra explotación pasa por aumentar la Producción, gestionando de forma adecuada todos los factores que influyen en la misma:

Cosecha y rentabilidad en el olivar