Retrasar la aparición de nuevas razas de mildiu en lechuga
El mildiu, causado por el hongo parásito Bremia lactucae, es una de las enfermedades más antiguas, frecuentes y temibles que afectan al cultivo de lechuga. Se trata de un verdadero quebradero de cabeza para los productores españoles, país que cuenta con 34.150 hectáreas de superficie de cultivo de esta hortaliza, en las que se cosechan 1.063.775 toneladas (de las cuales, la mitad se producen en la Región de Murcia).
Su aparición depende en gran medida de que las condiciones climáticas le sean favorables: se desarrolla con mayor facilidad en zonas de producción con periodos húmedos prolongados y fríos. Por eso, aunque la enfermedad puede darse a lo largo de todo el ciclo del cultivo, los meses que transcurren entre el otoño y la primavera son los más peligrosos.
La acción de Bremia lactucae en la planta toma lugar rápidamente sobre los cotiledones y el envés de hojas, que recubre con numerosas fructificaciones. Además, provoca clorosis foliares y raquitismo de las plántulas hasta su muerte. Delimitadas por las nerviaciones, las manchas acaban por necrosar las hojas y se vuelven de color marrón claro.
El ciclo de vida del mildiu
Las principales fuentes de inóculo son los restos de cultivos infectados o las oosporas. El ciclo de vida del hongo consta de cinco estadios: invasión, esporulación, diseminación, desarrollo y conservación.
La invasión de esta enfermedad se produce mediante la germinación de las oosporas, que pueden atacar a las plántulas jóvenes en el vivero. Los esporangios, que germinan de las oosporas, tienen una vida útil de seis días y proporcionan la gran mayoría de contaminaciones en pocas horas. Germinan en presencia de agua libre y emiten un tubo germinativo en la superficie de las hojas que penetra directamente en la cutícula y las células epidérmicas. La infección puede culminarse en tres horas con temperaturas de 2ºC a 20ºC.
Posteriormente, el micelio invade de manera gradual las células del mesófilo. Su expansión puede ser intercelular e intracelular. Si las condiciones climáticas son favorables, aparecen manchas amarillas de 4 a 7 días después de las primeras contaminaciones.
La esporulación se produce con la aparición de los esporangióforos que salen a través de los estomas foliares. Suele ocurrir por la noche, cuando se dan temperaturas de entre 5ºC y 10°C.
El estadio siguiente, la diseminación de los esporangios, va acompañado de un aumento de la temperatura (entre 12ºC y 20ºC) y una disminución de la humedad. Las esporas se expulsan mecánicamente, especialmente durante la mañana. Inmediatamente, son arrastradas por el viento y las corrientes de aire hasta las plantas vecinas e incluso a otras más lejanas, en parcelas vecinas. Las salpicaduras de agua también contribuyen a la propagación del hongo.
Como hemos visto, la Bremia es un parásito obligado y puede reproducirse de manera asexual cuando se dan las condiciones idóneas de temperatura y humedad. Los esporangios germinan entre los 10ºC y los 15ºC.
En climas más templados, con temperaturas que superen los 20ºC y baja humedad, la esporulación disminuye drásticamente y deja de propagarse.
Sin embargo, también se puede reproducir sexualmente, dando lugar a la formación de oosporas, estructuras que le permiten al patógeno subsistir en condiciones desfavorables, permanecer latentes durante largo tiempo y tener genotipos resistentes y muy agresivos. Esta manera de reproducirse hace que el hongo pueda perdurar tanto e ir evolucionando dando lugar a nuevas razas. Para completar el ciclo, la conservación del hongo se puede dar tanto en restos vegetales infectados como en oosporas en el suelo.
Cómo se identifican las nuevas razas de Bremia lactucae
Existe un organismo global creado en 1998, la Junta Internacional de Evaluación de Bremia (International Bremia Evaluation Board, IBEB), encargado de identificar nuevas razas del hongo que supongan una amenaza significativa para la industria de la lechuga en Europa.
El IBEB monitorea continuamente aislados de mildiu en campo, que se prueban y catalogan en laboratorio. En las reuniones de la Junta se revisan los resultados y se decide si el aislado merece consideración de raza oficial.
Según este organismo, se puede oficializar una raza nueva de Bremia cuando esta se ha encontrado varios años consecutivos; se ha encontrado en distintas zonas de cultivo; no hay forma de controlar la enfermedad químicamente; se ha encontrado en distintas localizaciones de la misma área de producción; ha roto la mayoría de los genes de resistencia que se están usando; crece en la mayoría de las variedades comerciales actuales; se ha encontrado en diferentes estaciones del año; produce muchas esporas; es estable.
En un comunicado emitido el pasado 1 de junio, la IBEB advertía de que las razas Bl:16-28EU de Bremia lactucae ya casi no se observan en la práctica en Europa y, por tanto, no tienen valor para describir los niveles de resistencia a la enfermedad. Por lo tanto, a partir del 1 de julio de 2023, las declaraciones de resistencia comercial para las variedades de lechuga se referirán únicamente a Bl: 29EU y a las razas con un número mayor, y ya no a la raza Bl: 16-28EU, siendo actualmente una variedad resistente a todas las razas de mildiu Bl:29-40EU.
Bases para las estrategias de resistencia del mildiu
A la hora de afrontar las estrategias de resistencia del mildiu deben tenerse en cuenta una serie de pasos. En primer lugar, tiene que acometerse una búsqueda constante de genes de resistencia. Existen fuentes de resistencias en lechugas no domesticadas, como la Lactuca serriola.
Deben realizarse análisis de compatibilidad de combinación genética con los nuevos genes de resistencia encontrados, para la creación de nuevas variedades.
El uso de marcadores moleculares también es fundamental para poder ir apilando y combinando genes en las nuevas variedades.
Asimismo, es necesaria la búsqueda y recolección de nuevos aislados de Bremia en campo de manera activa y constante.
Desde Syngenta se hace hincapié en la importancia de estas bases para adelantarse a la aparición de nuevas razas, ya que el objetivo es siempre tener variedades con la máxima combinación de genes de resistencias posibles.
Sin la combinación de genes de resistencias, existe el riesgo de que todas las variedades propias se queden obsoletas en cuanto salgan nuevas razas.
Control de la aparición de nuevas razas
Para realizar un control efectivo de nuevas razas de Bremia lactucae es fundamental el uso de fungicidas, sobre todo en los meses más fríos y húmedos, época más favorable al desarrollo de la enfermedad.
Asimismo, es igual de importante el empleo de variedades que presenten resistencias completas a todas las razas oficiales.
Por último, desde Syngenta insisten en la necesidad de estar debida y constantemente informados, tanto sobre las nuevas razas que puedan surgir como sobre las nuevas variedades resistentes.