¿Cuál es el papel de la industria de fitosanitarios en el actual entorno agrario?

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Tractor tratando el cultivo

La innovación en la búsqueda de productos fitosanitarios cada vez más seguros ha llevado a una renovación constante de los productos a lo largo de los años: más específicos, a menor dosis, de menor toxicidad, con nuevos modos de acción…

El aumento constante de los requisitos regulatorios en materia de seguridad de la regulación europea (Reglamento 1107/2009 y otros) ha supuesto una drástica reducción del número de materias activas disponibles, la cual se ha acelerado recientemente durante los procesos periódicos de renovación de sustancias. Desde 2011 el volumen vendido de productos fitosanitarios en la UE se mantuvo relativamente estable pero en 2019 marcó una reducción notable, de alrededor del 10, 2%.

Tan solo en 2021, casi 200 autorizaciones de productos han sido retiradas en España, correspondientes a 15 sustancias canceladas en Europa.

A pesar de esta continua mejora de la seguridad, somos conscientes de las llamadas a la reducción de los productos fitosanitarios, y participamos abiertamente en encuentros constructivos para el desarrollo conjunto de soluciones.

Nuestros criterios para la búsqueda de nuevas sustancias ya incorporan nuevos criterios de sostenibilidad desde las primeras fases de la investigación. Las nuevas tecnologías abren nuevas oportunidades, como la síntesis guiada por inteligencia artificial, la toxicología predictiva, el diseño de nuevas moléculas ayudado por ordenador, así como un mayor conocimiento de la biología y el uso de nuevas técnicas analíticas para explorar la interacción entre las plantas y el medioambiente y el microbioma.

La apuesta por los productos biológicos- biocontrol, bioestimulantes- supone una gran oportunidad. Ayudará además a mejorar la transparencia y la comunicación hacia los consumidores y la cadena de alimentación y superar así recelos antiguos hacia las tecnologías en agricultura.

Todo ello para acelerar la innovación y proporcionar soluciones eficaces y sostenibles a los agricultores. Pero los procesos son largos (8-10 años), costosos (280 millones $) y cargados de incertidumbre. Un marco regulatorio apropiado para la evaluación del nuevo perfil de los productos es imprescindible para acelerar la transición y atraer la inversión en I+D a largo plazo: un sistema claro, ágil, predecible, con requisitos consistentes, cuyas decisiones se basen en criterios científicos, y en la evaluación del riesgo,...

Sin ello, la desaparición progresiva de las sustancias más tóxicas es más rápida que la llegada de nuevas soluciones (en total 33 sustancias de bajo riesgo autorizadas en la EU actualmente) y el riesgo de no disponer de suficientes herramientas de control fitosanitario es ya una realidad en determinados cultivos y plagas.

Pilar Gimenez - Directora Asuntos Reglamentarios en Syngenta Iberia